dissabte, 22 de juny del 2013

MICRORELATS DE MAIG / MICRORRELATOS DE MAYO (II EDICIÓ DEL MICROCONCURS / II EDICIÓN DEL MICROCONCURSO) (2)





Publiquem els microrelats que van arribar a les deliberacions finals en la categoria general en castellà de la convocatòria de maig.

Recordem que els microrelats concursants publicats al blog s'inclouran en una publicació en paper que recollirà aquells textos guanyadors i finalistes de cada categoria de totes les convocatòries mensuals.






Publicamos los microrrelatos que llegaron a las deliberaciones finales en la categoría general en castellano de la convocatoria de mayo.

Recordamos que los microrrelatos concursantes publicados en el blog se incluirán en una publicación en papel que recogerá aquellos textos ganadores y finalistas de cada categoría de todas las convocatorias mensuales.







Buitres

Desde mi vehículo observo como el autobús toma la curva demasiado rápido, se sale de la vía y da varias vueltas de campana hasta estrellarse contra la arboleda. Freno el coche en seco y, tanto mi mujer como yo, nos personamos de inmediato en el lugar del accidente.
La escena es sobrecogedora. Hay cuerpos mutilados, sangre, esquirlas de cristal, trozos de cráneo y llamas. Al ver el cuerpo sin vida de un hombre, me arrodillo y hago la señal de la cruz.
¡Hay que hacer algo, deprisa!, me grita Carmen.
Asiento con la cabeza y le digo que vaya cogiendo las maletas que han salido despedidas del autocar y las meta en nuestro vehículo. Yo mientras, voy aligerando de peso los cadáveres: anillos, relojes, cadenas de oro...
¡Socorro, ayuda!, gritan los supervivientes que han quedado atrapados entre el amasijo de hierros.
A lo lejos se escuchan las sirenas. La cortina de humo cada vez es más asfixiante.

Rubén Gozalo Ledesma
Salamanca









*Resurrecció de la carn (Fresc) / Resurrección de la carne (Fresco) de Luca Signorelli



La gran tribulación

Recuerdo los sermones dominicales sobre la segunda venida de nuestro Señor. "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz", nos decía el pastor, citando el Evangelio de San Juan. Luego nos pedía, con los ojos llenos de lágrimas, que imagináramos la inefable felicidad que nos embargaría al reencontrarnos con nuestros seres queridos tras su resurrección. Hace ya un mes que sonaron las trompetas en el cielo y se produjo el tan esperado regreso. Desde entonces nos hemos refugiado en el sótano de la iglesia con las pocas provisiones que logramos juntar. El pastor está tan asustado como el resto de nosotros y se pasa las horas ojeando La Biblia, mientras repite entre sollozos, que no hay ningún versículo que explique cómo hacer para que nuestros parientes y amigos regresen a sus tumbas.

Kalton Bruhl
Comayaguela (Honduras)











El duelo

La noticia de que los dos pistoleros ciegos se habían desafiado a muerte vació de gente las calles de la ciudad. No había una alma a la vista, ni siquiera detrás de las ventanas. Pero, si hubiera sido necesario, muchos habrían pagado entrada por ver de cerca lo que -sin lugar a dudas- tendría más de espectáculo circense que de mero ajuste de cuentas. Tal era la curiosidad que aquel duelo singular despertaba en todo el mundo. Porque, aunque nadie lo admitiera públicamente (por respeto), la posibilidad de que el enfrentamiento acabara con un solo disparo era más bien remota. De ahí su atractivo.

Pedro Herrero Amorós
Castellar del Vallès (Barcelona)











Sacrificio equino

Se escuchó con nitidez un relincho de caballo, dolorido, gemebundo. Me miró fijamente enseguida, buscando respuesta en mis inescrutables ojos; después, miró alrededor: nadie más daba muestras de haberlo oído. Cuando el animal dobló las patas para caer vencido, un peón cercano, vestido de negro, se adelantó hasta donde yacía y lo remató. Para que no sufra, dijo. Después, el otro caballo comenzó un galope desbocado, casi suicida, desdeñando la abundante sangre que anegaba e4.

Fran Rubio Consuegra
Tavernes de la Valldigna (Valencia)








*Virgen de los Milagros, Monestir / Monasterio de la Rábida, 
Palos de la Frontera (Huelva) (S. XIII-XIV).



Hallazgo milagroso

Caminaban despacio y cabizbajos hacia la gran montaña. Todos los días, sin faltar uno, se arrastraban al tajo. Nadie hubiera dicho, de verles a lo lejos, que fueran niños, sino más bien mayores encorvados por una gran carga. Recorrían arriba y abajo la gran montaña de desperdicios buscando algo para llevar a casa, para evitar la paliza del viejo.
Mario es un niño más en el basurero, y hoy ha tenido la suerte de encontrar algo brillante. No ha podido reprimirse y ha soltado un grito de triumfo. En su mano una medallita de la Virgen de los Milagros.
Al llegar el ocaso, todos se retiran, todos menos Mario, que queda desangrado y sin mano. Parece que hoy no era el día de los milagros. ¿O sí?

Esther Cuesta de la Cal
Barakaldo (Bizkaia)









*Aljub / Aljibe del Palacio de la Veletas , Cáceres (S. XV).



Las hermanitas

De Kenia llegaron al convento de Santa Rosalía decididas a guardar voto de silencio y a cuidar de una comunidad envejecida, a punto de extinguirse. Sus jornadas transcurrían entre oraciones, trabajo y unas sonrisas medio tristes, medio forzadas, que llevaron a que el capellán las animara a participar en la liturgia con mayor libertad. Así, al tiempo que la capilla barroca se llenaba de ritmos y palmadas, de sonidos articulados en una lengua oscura y remota, los naranjos cambiaron su silueta por la de las acacias, la hierba creció borrando caminos, rompiendo la simetría de los parterres, y en el huerto comenzaron a volar flamencos -que las hermanas ancianas tomaban por ángeles- y a pacer los antílopes. La primavera trajo unas lluvias desconocidas y la acequia se convirtió en un río de lodo, pero en junio el cielo ha vuelto a ser de un azul vibrante y las monjitas jóvenes sacan de nuevo a las mayores a calentarse al sol. Bajo el barro que ciega el aljibe del claustro las esperan, agazapados, los cocodrilos.

Elisa de Armas
Sevilla